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La fe es la prueba de lo que no se ve

Foto del escritor: Principio y Fin AleluyaPrincipio y Fin Aleluya

La Fe es la Prueba de lo que no se ve

La definición de la fe: “La fe es… la certeza de lo que no se ve”. El autor usa una referencia a uno de los sentidos del cuerpo humano por medio del cual adquirimos conocimiento: el sentido de la vista.


Hoy existe una expresión popular: “Ver para creer”. De manera similar, a la gente de Missouri le gusta decir: “Muéstrame”. Esta actitud no se opone a la fe bíblica, porque el Nuevo Testamento nos llama a poner nuestra confianza en el evangelio, no sobre la base de algún salto irracional hacia la oscuridad, sino sobre la base del testimonio de testigos oculares que reportan en la Escritura lo que vieron.


Pensemos, por ejemplo, en el testimonio apostólico de Pedro: “Porque, cuando les hicimos saber que nuestro Señor Jesucristo vendrá con todo su poder, no lo hicimos siguiendo fábulas artificiosas, sino como quienes han visto su majestad con sus propios ojos” (2 Pedro 1:16).


Asimismo, cuando Lucas comienza su Evangelio, lo dirige a Teófilo, diciendo: “Después de haber investigado todo con sumo cuidado desde su origen, me ha parecido una buena idea escribírtelas por orden” (1:3).


Él está hablando de las cosas que él ha corroborado sobre la base de testigos oculares. De igual modo, cuando Pablo defiende su confianza en la resurrección en 1 Corintios 15, apela a los testigos oculares del Cristo resucitado: Cefas, los Doce, los quinientos, Jacobo, y todos los apóstoles (vv. 5-7).


Luego escribe: “Y por último se me apareció a mí, que soy como un niño nacido fuera de tiempo” (v. 8). Pablo está diciendo: “Creo en la resurrección porque muchos testigos oculares vieron a Cristo resucitado, y yo mismo lo vi”.


Por lo tanto, en el Nuevo Testamento hay un vínculo entre fe y vista, y no obstante el autor de Hebreos describe la fe como la certeza de lo que no se ve.


Quizá este sea el motivo por el que algunos aducen que hay un fundamento bíblico para considerar la fe ciega como virtuosa. Después de todo, si uno no puede ver, se dice que uno está ciego, así que si la fe es certeza de lo que no se ve, eso debe significar que la fe a la que se refiere el autor es una fe ciega.


No puedo pensar en nada que esté más lejos del significado de Hebreos 11:1-2 que la fe ciega. Quienes promueven la fe ciega dicen: “Creemos lo que creemos sin razón alguna. Es algo totalmente arbitrario”.


La idea es que hay algún género de virtud en cerrar los ojos, respirar profundo, y desear con todas nuestras fuerzas que algo sea verdad —y luego decir: “Es verdad”. Eso es credulidad, no fe.


La Biblia nunca declara que debamos saltar a la oscuridad. De hecho, la instrucción bíblica es que las personas salgan de la oscuridad a la luz (cf. Juan 3:19).


La fe no es ciega en el sentido de ser arbitraria, caprichosa, o una mera expresión de deseos humanos. Si ese fuera el caso, ¿por qué el autor de Hebreos diría que la fe es “la prueba palpable de lo que no podemos ver” (PDT)?


Cuando la fe está vinculada a la esperanza, se la sitúa en el marco temporal del futuro, y si hay algo que yo no puedo ver en absoluto es el mañana. Ninguno de nosotros ha experimentado aún el mañana.


Como dije anteriormente, he esperado que los Pittsburgh Steelers ganen sus partidos de fútbol. Pero no puedo saber de antemano si eso va a ocurrir o no.


Sin embargo, Hebreos dice que la fe es la prueba de lo que no se ve. La prueba es tangible. La prueba es algo que podemos conocer a través de nuestros cinco sentidos.


La prueba es lo que los oficiales de policía investigan y tratan de reunir en una escena del crimen: huellas dactilares, indicios de restos de pólvora, prendas abandonadas, y todo lo demás.


Todas estas cosas son visibles y señalan hacia otro lugar a alguna verdad importante. Es por eso que la gente analiza las pruebas.


La idea es esta: yo no sé qué traerá el mañana, pero sé que Dios sabe qué traerá el mañana. Así que si Dios promete que el mañana traerá algo, y si confío en Dios para el mañana, tengo fe en algo que aún no he visto.


Esa fe actúa como prueba porque su objeto es Dios. Yo lo conozco; él tiene un historial: es infalible y nunca miente. Dios lo sabe todo y es perfecto en todo lo que comunica. Así que si Dios me dice que algo va a suceder mañana, yo lo creo aun cuando todavía no lo he visto.


Eso no es credulidad o irracionalidad. Al contrario, es irracional no creer algo que Dios dice respecto a algún acontecimiento futuro.


¿Qué dice Dios acerca del futuro? Él no solo nos revela sucesos del mañana que aún no hemos visto, sino que también nos revela mucho acerca del ámbito sobrenatural que nuestros ojos no pueden penetrar.



En este momento no podemos ver ángeles. No podemos ver el cielo. Pero Dios nos revela la existencia de estas cosas, y por fe vemos que ellas tienen realidad porque Dios es creíble.

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